Los incendios zombis, de subsuelo, latentes o hibernantes son conceptos que se utilizan para definir a los fuegos que se desplazan bajo tierra en zonas de turberas. Este tipo de incendios pueden durar meses escondidos bajo el suelo, hibernando cuando las temperaturas son bajas y reapareciendo en superficie cuando comienza a hacer calor y la vegetación se seca.
Los incendios zombis o latentes, así los conocen la comunidad científica, son fuegos que se desplazan bajo tierra, por las turberas (peat fires, en inglés). Esta característica les hace muy difíciles de detectar y localizar. Son una tipología de incendios que suelen haber en las zonas frías, como las zonas boreales o del Ártico. Estos llegan a quemar las raíces de la vegetación y provocar derrumbes en el suelo. Asimismo, liberan gases de efecto invernadero a la atmósfera como el metano o el monóxido de carbono, formas de carbono con una alta capacidad de contribución al calentamiento en el Ártico y el descongelamiento del permafrost.
Al inicio del 2021 pudimos ver los popularmente conocidos incendios zombis reapareciendo a -50ºC en la zona de Siberia, y la primavera de este año tuvimos noticias, tal y como los meteorólogos advirtieron, que la región rusa de Siberia volvía a enfrentarse un año más a un clima más cálido y seco que el anterior, lo que provocarían grandes incendios forestales. Concretamente, afectarían a las regiones siberianas de Krasnoyarsk y Yakutia, y serían particularmente calurosas durante el mes junio de 2021. Ya a mitad de junio, se cumplieron las predicciones de los científicos y Yakutia volvió a ser noticia por sus incendios prematuros y severos. De hecho, los residentes de al menos dos aldeas se han visto obligados a abandonar sus hogares por la virulencia y proximidad de estos incendios.
Sin prisa, pero sin pausa
Los incendios bajo el suelo se propagan a una velocidad muy lenta debido a que su combustión es latente (este fenómeno se conoce como smouldering, en inglés, es decir, son incendios que queman lentamente y sin llama, y que pueden avanzar solo un par de metros al día.
La combustión lenta es el fenómeno de combustión dominante en los mega incendios en depósitos naturales de turba y carbón, que son los incendios ardientes más grandes y prolongados en la Tierra [Rein 2013]. Estos incendios contribuyen considerablemente a la generación global de gases de efecto invernadero, y como resultado la destrucción generalizada de ecosistemas y el desperdicio de recursos naturales [Rein 2013]
Existe muchos ejemplos de sólidos que queman de esta manera, por ejemplo, la madera, el tabaco, los polímeros o la turba. [Rein 2016] El rango de temperaturas que suelen alcanzar está entre 500 y 800°C, mientras que una llama puede alcanzar los 900 a 1200°C. Avanzan gracias a la propagación de calor por contacto y queman mientras haya materia orgánica a su paso, llegando incluso a alcanzar niveles tan profundos del suelo que acaba afectando al derretimiento del permafrost.
La extinción: una pesadilla
La gran capacidad que tienen de avanzar sin llama y en condiciones de poco oxígeno hacen de estos incendios los más persistentes del planeta. A menudo no se extinguen hasta que no se da una inundación completa del terreno de forma natural o provocada. Uno de los casos más mediáticos en España fue el incendio de las Tablas de Daimiel (2009), donde se consiguió una extinción completa después de semanas de monitoreo y gestión, o el caso de Centralia, uno de los más extremos ya que se trata de un incendio subterráneo que lleva más de cinco décadas ardiendo.
Caso de las Tablas de Damiel
Las Tablas de Daimiel es un incendio zombi que se detectó a finales de noviembre del 2009 en el subsuelo del Parque Natural de las Tablas de Damiel en Castilla La Mancha. Este parque natural representa un ecosistema de tablas fluviales que se forman al desbordarse los ríos Guadiana y su afluente Cigüela en sus tramos medios, favorecidos por fenómenos de semiendorreísmo y la escasez de pendientes.
En 2009 debido a las condiciones de sequía, este parque llegó a secarse exponiendo la vegetación y el suelo orgánico a los incendios. Las autoridades realizaron labores de extinción inundando la zona, que redujo y contuvo considerablemente el incendio, pero no obstante, no se consiguió hacer desaparecer del todo hasta que llegaron las lluvias en octubre de 2010 que dotaron del agua que faltaba para acabar de inundar el Parque (estado natural) y como consecuencia, extinguir el incendio.
Caso Centralia, 50 años ardiendo
Hace 50 años la población de Centralia fue una próspera comunidad minera hasta que el 27 de mayo de 1962 se originó un fuego subterráneo, que hoy día sigue ardiendo, en las minas de carbón subterráneas a profundidades de hasta 90 metros en un tramo de entre 13 y 15 km2. Durante los primeros años el incendio pasó desapercibido, pero una década más tarde se empezaron a notar gases tóxicos que surgían del subsuelos y que se podían apreciar en el terreno, y como consecuencia hacían peligrar los edificios de la localidad de Centralia. Los expertos apuntan, que al ritmo actual podrá seguir ardiendo durante más de 250 años.
Un comentario
Como se podría combatir o ser monitoreados los incendios zombis