¿Qué relación tienen los grandes incendios forestales con el cambio climático?

Los últimos grandes incendios forestales en Portugal (2017), California (2018), Tenerife (2023) y Chile (2024), entre otros, con miles de hectáreas quemadas han tenido lugar durante largos períodos de sequía y elevadas temperaturas. Esto puede llevar a pensar que estos incendios han sucedido a causa de los efectos del cambio climático. ¿Pero es así? ¿Qué relación tienen los grandes incendios forestales con el cambio climático? A continuación, os lo explicamos.

La evolución de los incendios forestales

En el ámbito mediterráneo, el fuego ha sido históricamente un elemento moldeador del paisaje, y numerosas especies animales y vegetales se han adaptado a su frecuencia, intensidad y estacionalidad. Sin embargo, este régimen de incendios ha ido cambiando en las últimas décadas.

A partir de los años 60, el número anual de incendios creció de forma alarmante hasta la década de los 90, cuando el número disminuyó, pero, por el contrario, los nuevos incendios que se producían eran capaces de quemar grandes superficies de territorio. Aparecía un nuevo fenómeno: los grandes incendios forestales (GIF).

Los GIF se caracterizan por ser incendios que pueden escapar del control de los mecanismos de extinción debido a su gran velocidad de propagación, virulencia y capacidad de generar focos secundarios. Capaces de quemar más de 500 hectáreas, generan situaciones de mucho riesgo para la población y, además, la regeneración de las zonas afectadas por estos incendios suele ser mucho más difícil.

Actualmente, sólo representan el 2,6% de los incendios que se dan en el mediterráneo, pero suponen el 75% del total de superficie que se quema. Además, se espera que este tipo de incendios sean cada vez más habituales.

Gran incendio forestal en Castañar de Ibor, Extremadura en el año 2005. Autor: Juan Caamaño

Relación con el cambio climático

De forma natural, los incendios forestales están relacionados directamente con la sequía, puesto que produce que la vegetación pueda estar suficientemente seca como para quemar. En un contexto de cambio climático, esta situación se agrava. El incremento de temperaturas con períodos extremos de calor, los intensos vientos desecantes y las sequías cada vez más prolongadas y frecuentes hacen que la vegetación se seque con mayor facilidad, y sea más susceptible a quemarse con mayor intensidad, propiciando la aparición de incendios más grandes y extremos.

Además, estas anomalías climáticas, alargan la temporada de incendios – período del año en que la mayoría de incendios tienen lugar – perdiendo así su estacionalidad. Según la investigadora del CSIC Cristina Santín, del Instituto Mixto de Biodiversidad de Mieres «La cantidad de días con riesgo meteorológico de incendios extremos ha incrementado en todo el mundo, y se ha duplicado en la cuenca, mediterránea en los últimos 40 años» .

En este contexto, se puede afirmar que el cambio climático incrementa la probabilidad de que se produzcan mayores incendios y más extremos pero no que haya más incendios en general. Es importante destacar que, aunque el cambio climático sea un factor influyente, no es el único factor que está incrementando la intensidad y la propagación de los grandes incendios.

La influencia humana en los grandes incendios

El cambio climático contribuye a la aparición de los grandes incendios forestales pero contrariamente a lo que podía pensarse, el auténtico factor clave que ocasiona este tipo de incendios es el abandono rural, y la consecuente falta de gestión del territorio.

En las últimas décadas, agricultores y ganaderos han dejado de gestionar gran parte del territorio por falta de oportunidades en un sector primario poco competitivo en un mercado globalizado. Esto ha comportado la expansión del bosque y la pérdida de un paisaje diverso con cultivos y pastos, además de la reducción de los aprovechamientos forestales (extracción de madera, leñas y pastoreo del sotobosque).

Esta nueva situación ha fomentado la aparición de paisajes con una vegetación densa y continua, que bajo los efectos del cambio climático se seca con facilidad incrementando así el riesgo de padecer GIF.

¿Qué podemos hacer?

Conseguir mitigar el cambio climático y sus efectos es tarea difícil de alcanzar a corto plazo. Por eso, una manera de reducir la aparición de grandes incendios forestales recae en actuar sobre el abandono rural y fomentar la gestión del paisaje.

De esta forma se conseguirá crear paisajes resistentes y adaptados ante los efectos de los incendios de gran magnitud, protegiendo así a las personas ya la biodiversidad del territorio.

Para gestionar los paisajes es necesario controlar la acumulación de vegetación y su continuidad, evitando que se formen masas forestales continuas con un sotobosque muy denso y seco.

Este control puede realizarse, por un lado, a través de quemas prescritas y talas selectivas que contribuirán a reducir el exceso de combustible que hay en los bosques.

Y por otro, a través de la reactivación del sector primario local. Recuperar las actividades de ganaderos, agricultores o el aprovechamiento forestal en el territorio contribuirá a mantener un paisaje en mosaico, es decir, alternando bosques con cultivos, matorrales o pastos que permitirá que los incendios sean menos agresivos al haber una vegetación menos densa y continua en el paisaje.

A su vez, estas acciones no sólo beneficiarán al territorio, sino que también al propio sector primario, ya que aprovecharán los bienes que el ecosistema ofrece, como la madera o el alimento por el rebaño.

Así pues, la reactivación del mundo rural que aprovecha y gestiona de forma sostenible los recursos permitirá crear espacios con muy baja carga de combustible, controlando así la ocurrencia de grandes incendios forestales.

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