Con cada 0,002€ invertidos en la gestión territorial, se ahorra 1€ en extinguir incendios forestales. Con esta frase Marc Castellnou (GRAF, Presidente Consejo Asesor PCF) abrió las Jornadas de Territorios Pastoreados celebradas en Girona en septiembre de 2019. Con esta declaración retomamos un post publicado por Isabeau Ottolini para explicar la importancia de la ganadería extensiva en la prevención de los incendios forestales.
Los incendios forestales van a más, tanto en superficies quemadas y en intensidad como en daños personales y de bienes. Impulsados en gran parte por el cambio climático, en el mediterráneo también se deben al abandono rural y a la matorralización de terrenos forestales. Es una creencia común que los incendios forestales se pueden apagar siempre que se les apliquen suficientes medios de extinción, pero no siempre es así. Los gigantescos incendios de hoy en día contienen tanta energía que ningún medio de extinción puede controlarlos.
Es esencial invertir en prevención para crear paisajes menos vulnerables mediante la gestión del territorio. Una herramienta clave es la ganadería extensiva: el ganado come la vegetación que sirve de combustible para el fuego. De este modo y de acuerdo con la Plataforma de Ganadería Extensiva y el Pastoralismo, se preservan paisajes abiertos y adaptados al fuego, mitigando los efectos del cambio climático y proporcionando otros beneficios socio-ambientales como la conservación de la biodiversidad y la producción de alimentos de calidad, entre otros que explicamos a continuación:
- Ayuda en la conservación y la mejora del territorio, creando paisajes menos vulnerables a los grandes incendios forestales.
- Genera productos alimenticios de alta calidad, el ganado pastorea en grandes extensiones de terreno disfrutando de una alimentación rica en cereales y pastos.
- Preserva los suelos ya que reciben diariamente un aporte extra de agua y materia orgánica procedente de estos animales que los enriquece y los equilibra.
- Potencia la biodiversidad de especies manteniendo razas ganaderas autóctonas y respetando el crecimiento natural de los animales.
- Ayuda a preservar espacios abiertos y a su biodiversidad asociada, altamente amenazada en el contexto de abandono rural e incremento de superficie arbolada.
- Hace un uso razonable del agua
- Ayuda a mantener población en zonas rurales y a generar circuitos de comercialización de proximidad.
Existen muchos desafíos para el pastoreo que le conducen poco a poco a su progresiva desaparición, por ejemplo: la baja viabilidad económica, la falta de relevo generacional o la excesiva burocracia.
Afortunadamente, están surgiendo iniciativas innovadoras para solventar los problemas mencionados: apoyo económico y social a rebaños pastando en zonas estratégicas de incendios (Ramats de Foc); plataformas para fomentar y facilitar la venta directa (DeYerba y QueRed); acceso a tierras y relevo generacional (Espacios Test); valorización de la trashumancia (Asociación de Trashumancia y Naturaleza) y las ganaderas (Ganaderas en Red y Ramaderes de Catalunya); e intercambio de conocimientos y experiencias (escuelas de pastoreo, FireShepherds, AlberaPastur y Open2Preserve).
En conclusión, cada vez que compramos un producto de proximidad, generado de manera ambientalmente sostenible y por la población rural, creamos una huella de carbono menor y ayudamos a preservar tanto sistemas alimentarios sostenibles como paisajes menos vulnerables a los grandes incendios y al cambio climático.
Más información y referencias: Plataforma por la Ganadería Extensiva y el Pastoralismo, Fundación Entretantos, Trashumancia y Naturaleza
2 comentarios
Muy buenas tardes a todos. Aparentemente, en el caso español (se puede hablar de otros países europeos en igual contexto de abandono rural?), el pastoreo extensivo se ve como una ayuda a los intentos de «negociar» con el fuego. Suena muy bien. En Sudamérica estamos en los países del Cono Sur aún a pesar del uso extensivo (e intensivo en algunos casos) del ganado vacúno principalmente, con problemas en ese ámbito. Hemos visto que de algún modo se pretende traspolar la experiencia española a nuestros pastizales como una receta para tratar el exceso de combustible. Sin embargo, y quedó demostrado en los últimos eventos (diciembre 2021-enero 2022), que la ganadería -al menos la vacuna- no sólo no puede eliminar gran parte del combustible porque en algún momento del año el pasto ya no es palatable para ellos y tampoco consume los arbustos leñosos y las leguminosas, y por otro lado, las deposiciones o bostas de los vacúnos se convierten en briquetas de vegetal seco por lo que son un problema grave a la hora de las tareas de limpieza o liquidación post incendio. De hecho, no importa que tanto combustible fino quede en el terreno y su condición de vivo o muerto, esta confluencia de factores de baja humedad, periodo de sequía y los vientos erráticos determinan mucho mas que el combustible presente. Entonces, y en esa compleja situación, deberemos ver de adaptar todo el conocimiento empírico y el científico a un nuevo contexto de un mundo de fuego. Me gustaría seguir leyendo sobre como marchan las cosas con lo vuestro. Mi admiración y respeto.
Hola Ramón, gracias por el comentario.
El caso de España es extrapolable a los países de la costa norte del Mediterráneo. Actualmente, se están desarrollando múltiples iniciativas que fomentan el pastoreo en zonas estratégicas de incendios, y es muy importante que esta práctica tenga unos objetivos claros y que esté emmarcada en una estrategia de paisaje más amplia (fomento de espacios abiertos, prevención de incendios forestales, biodiversidad, etc.). En el caso de los grandes incendios forestales, se ha visto como éstos son capaces de lanzar focos secundarios a larga distancia y en este contexto hace falta una gestión integral del territorio a través de la ganadería extensiva, la agricultura (viñedos, olivos) o la gestión forestal (para obtener recursos como biomasa) con el objetivo de que el fuego queme en baja intensidad.